El sector del transporte de mercancías por carretera a temperatura dirigida se enfrenta a un desafío todavía más grande el transporte convencional a la hora de asumir la transición ecológica hacia una actividad libre de emisiones.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el transporte de mercancías por carretera a corto y medio plazo es la transición ecológica. La necesidad de lograr una actividad libre de emisiones en línea con los objetivos medioambientales supone un esfuerzo tecnológico, pero también económico, enorme. Una circunstancia que se multiplica por dos en el transporte a temperatura dirigida por los requerimientos específicos de este tipo de actividad, la normativa existente y el mayor requerimiento energético presente en este tipo de servicios.
Pese a todo, el transporte a temperatura controlada está poniendo todos los medios posibles para reducir su huella de carbono y abordar la descarbonización de sus operaciones, más allá de la propia renovación de la flota de vehículos buscando opciones libres de emisiones o más eficientes. De hecho, parte de los esfuerzos se están centrando en las tecnologías asociadas a las unidades de refrigeración para el transporte (TRU) con el fin de adaptarlas a la nueva realidad del transporte a temperatura dirigida.
En este sentido, los fabricantes de estas TRUs están apostando firmemente por desarrollar las tecnologías de gestión de la energía, tanto para TRUs totalmente eléctrica como para unidades impulsadas por motores Diésel de alta eficiencia o fuentes alternativas como el biodiésel o HVO. También en mejorar la sostenibilidad de las propias TRUs con el uso de refrigerantes con un potencial de calentamiento global más bajo, como es el caso del gas R-452A, así como con la investigación de nuevas soluciones en esta área.
Más allá de la sostenibilidad de los vehículos pesados y las TRUs, una herramienta que también es clave para mejorar la eficiencia de la actividad son las herramientas telemáticas. Conocer en tiempo real parámetros como la temperatura de la unidad refrigerada, su consumo de energía y otros parámetros permite optimizar las rutas, los tiempos de entrega y la eficiencia operativa en los servicios de transporte a temperatura dirigida, lo que al final contribuye de manera muy importante en la descarbonización del transporte en la cadena de frío.